A partir de ahí, comienza la espera y la tortura. No sabés bien porqué, pero no podés pensar en otra cosa. Por momentos te maldecís por no haberte bajado e invitarla a tomar un café, y por momentos confiás en que va a llamarte.
Para el jueves, cada vez que suena el teléfono corrés, y ni siquiera almorzás fuera de la oficina, por si ella llama. "Ésta es María", pensás cada vez que la recepcionista de voz chillona atiende la central. Pero, una y otra vez, el resultado es adverso. Te llamaron tu mamá, tu hermana la casada, tu hermana la soltera, y hasta tu vecino para decirte que tu perro no lo dejó dormir la siesta, pero no María.
Odiando al mundo, decidís revolear las tarjetas personales a la merda, y, cuando las agarrás, caés en cuenta de que tienen un error de imprenta.
Sí, tienen equivocado el número de teléfono!!!!!!!!!